Velika Kladuša, Bosnia-Herzegovina
A 260 km de Graz. Eso es seguro. Extraíble del mapa.
3 horas y 24 minutos en coche. 54 horas a pie.
De Graz a Velika Kladuša. Dependiendo del tráfico, la longitud de la zancada y la velocidad de marcha. Calculable. Sumable.
Siguiendo la lógica de un y un son dos.
¿Pero es igual la distancia partiendo desde Velika Kladuša en sentido contrario?
Sería lógico.
Pero no es así. Depende de quién esté conduciendo. Depende de quién esté caminando. De qué pasaporte tienes. De si tienes uno. ¿Qué color de piel tienes? ¿Pasas por europe@? ¿Tienes dinero? ¿Te puedes permitir pagar a traficantes de personas? ¿Dispones de algún lugar donde estés segur@?
Entre Graz y Velika Kladuša existen 3 pasos fronterizos. Uno entre Bosnia y Croacia, otro entre Croacia y Eslovenia, y otro más entre Eslovenia y Austria. El paso fronterizo entre Bosnia y Croacia es el borde de Schengen y, por tanto, el fin del mundo para mucha gente. Partiendo de este lugar, much@s creyeron llegar a algún sitio, llen@s de esperanza, pero de hecho caen sobre los bordes, y al chocar abajo vuelven hacia arriba. Y de nuevo se encuentran al mismo borde.
Esas tres fronteras. Ningún ser humano, ningún animal sería capaz de percibirlas. Delante de la frontera hay carreteras y árboles y prados y casas. ¿Y detrás de la frontera? Otra vez carreteras y árboles y prados y casas. No obstante, sobre cada persona que quiere pasarla se tiende una membrana transparente. La piel exterior del mundo occidental – capas protectoras de una Hidra devoradora de recursos. Semipermeables.
(Texto: Roselies Haider y Mira Palmisano)
Roselies Haider y Mira Palmisano, que en enero y febrero de 2019 pasaron seis semanas en Velika Kladuša para prestar apoyo a la gente en camino, relatan sus percepciones sobre el borde de Schengen.